Premio Jovellanos

El galardón, que tiene periodicidad anual, fue instituido en 1994, al cumplirse el doscientos cincuenta aniversario del nacimiento de Gaspar Melchor de Jovellanos, uno de los hombres de espíritu más universal de la cultura española, para quien ninguna rama del saber fue ajena. Unos meses antes de morir, Jovellanos escribió lo siguiente: “Y aunque es para mí muy dulce la esperanza de que mi nombre no quedará enteramente sepultado en el olvido, no es porque crea que será celebrado con aplauso sino recordado con lástima y ternura”. EDICIONES NOBEL, que nació en la misma tierra asturiana de tan ilustre personalidad, quiere colaborar con esta iniciativa a mantener vivo el recuerdo de aquel “alma heroica y hermosísima”, como le definió Menéndez Pelayo.
El PREMIO INTERNACIONAL DE ENSAYO JOVELLANOS tiene por finalidad dar a conocer propuestas originales y reflexiones profundas que estimulen la apertura de nuevos caminos en la permanente lucha del hombre por ensanchar los horizontes de su conocimiento y por hallar respuestas a los numerosos problemas e interrogantes que conmueven a la sociedad contemporánea.


La obra ganadora será publicada tras conocerse el fallo del jurado, queriendo aportar así al sector del libro y al panorama cultural español un producto editorial de contrastada calidad. La concesión de este galardón, cuya dotación económica es de 9.000 euros, estará sujeta al reglamento que acompaña a la presente convocatoria. Gaspar Melchor de Jovellanos (Gijón, 1744 – Puerto de Vega, 1811) es, sin duda alguna, el más representativo de los autores del siglo XVIII y la figura más señera de la Ilustración española. Lo es igualmente de la modernización de España y de su querida tierra natal, el Principado de Asturias.
Su abundante obra, temáticamente muy diversa, constituye un auténtico programa de regeneración y transformación social. La incomprensión y persecución política de que fue objeto no le apartaron nunca de su trabajo intelectual ni de la denuncia de los males del país. Así lo escribió en el Discurso sobre los medios de promover la felicidad de Asturias: “Como busco el bien de mi patria con ánimo puro y desinteresado, nada me detendrá en la exposición de mis ideas”.


La clarividente inteligencia de Jovellanos no se conformó con el puro análisis y descripción de los viejos problemas nacionales: la ignorancia, los privilegios de la nobleza y la iglesia, el descuido de las ciencias y los idiomas, la carencia de centros de formación profesional, la falta de proyectos públicos para mejorar las condiciones de vida y de la economía del país, etc., sino que propuso remedios a estos males, estudió la viabilidad de puertos y carreteras, emprendió personalmente la creación de institutos y programas de enseñanza, e hizo precisas recomendaciones para contribuir a la prosperidad de la nación.
Sus escritos encierran una intención reformadora y manifiestan una inquebrantable fe en el progreso y en las posibilidades del hombre. En su mente estuvo siempre la necesidad de superar la decadencia cultural, moral, económica y política de España. Su obra sigue siendo una clara luz en nuestra memoria histórica, y su nombre, un estandarte de libertad y renovación que se mantiene vigente para todas las tierras y todos los pueblos.